Tenías nombre propio, amor... Tenías una sonrisa de esas que no se saben poner así como así. Tenías un olor que se restregaba con el viento, y se pegaba en mi ropa los viernes, a las nueve y treinta y tres de la mañana. Te fumaba, amor, te fumaba en ocho caladas y te apagaba en mi cuerpo, jodiéndome a quemaduras, y por eso ahora estoy marcada de cicatrices que sólo hablan de ti.
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Nunca he sido valiente,nunca me he secado las lagrimas yo sola ,siempre necesito ayuda,alguien que me quite la mala cara y me diga que me quiere.Intento dar un paso para alante pero lo único que veo son piedras y más piedras,no me queda hueco para más cicatrices dolorosas.Aprendí mucho por cada caída,demasiado diría yo,ver a lo lejos como poco a poco desvaneces en la niebla, dolía cada vez más,pero la vida sigue y ahora es el momento,el momento de sonreír .