Tenías nombre propio, amor... Tenías una sonrisa de esas que no se saben poner así como así. Tenías un olor que se restregaba con el viento, y se pegaba en mi ropa los viernes, a las nueve y treinta y tres de la mañana. Te fumaba, amor, te fumaba en ocho caladas y te apagaba en mi cuerpo, jodiéndome a quemaduras, y por eso ahora estoy marcada de cicatrices que sólo hablan de ti.
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Una chica cualquiera obsesionada con su peso,una chica que piensa que estando delgada puede llegar a ser feliz,una chica perfecta rodeada de gente perfectamente imperfecta.
¿Nunca has intentado rozar la perfección?