Tenías nombre propio, amor... Tenías una sonrisa de esas que no se saben poner así como así. Tenías un olor que se restregaba con el viento, y se pegaba en mi ropa los viernes, a las nueve y treinta y tres de la mañana. Te fumaba, amor, te fumaba en ocho caladas y te apagaba en mi cuerpo, jodiéndome a quemaduras, y por eso ahora estoy marcada de cicatrices que sólo hablan de ti.
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Nunca entendí lo que realmente era tener a alguien de verdad,esa persona a la que no le importa las veces que la eches todo a perder.Los fallos que cometas.Que seas bipolar,y ella a la vez lo sea.Pero puedo asegurar que ya lo sé.Me he acostumbrado a su forma de hablar.A que sea la inteligente de las dos.A tenerla para mí,cada vez que la necesito y a su vez para ella.Pero sobre todo que me he acostumbrado a que me haga reír.